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El agua de mar como agente epigenético

y nutriente celular en el tratamiento prenatal

 

Entrevista a Francisco Javier Coll, director de los Laboratorios Quinton

  Cuando una mujer está embarazada, agentes externos como la alimentación, el estrés o la polución, pueden modificar el color de los ojos, el carácter o las enfermedades futuras de su bebé. Si ese feto, además, es una niña, esos agentes externos pueden influir en las generaciones futuras, gracias a la información genética. En eso consiste la epigenética. En nuestras manos está el modificar nuestros genes poniendo atención a esos agentes externos. Según Francisco Javier Coll, a quien entrevistamos, el agua de mar, con 78 elementos de la tabla periódica en perfecto equilibrio, es el mejor agente epigenético.

 

   Para comenzar a leer la cadena de ADN de un gen, nuestro cuerpo necesita zinc. Esa lectura desencadenará procesos tan básicos como la creación de pelo o piel. El zinc, para funcionar correctamente necesita a su vez cobre, pero no demasiado, sino en la cantidad adecuada. El cobre necesita a su vez fósforo y éste calcio. El calcio, magnesio, etc. Así, todos los elementos necesitan de otro, pero sólo el agua de mar te da todos y en la proporción adecuada, asegura Coll.

 

   Por su parte, el doctor Antonio Hernández, especialista en nutrición y anti-envejecimiento, anima a alejarnos del victimismo : "no sólo somos lo que comemos, lo que pensamos y cómo generamos nuestras emociones, sino que somos también aquello que comieron nuestros abuelos, el aire que respiraron y cómo pensaron. Los impactos que se generaron a lo largo de la vida de nuestros ancestros han ido modulando su genética y se ha transmitido de generación en generación". La epigenética, término acuñado por Conrad Waddington en 1942 significa, por tanto, "control sobre la genética", afirma.

    En el caso de los hombres, es justo antes de la pubertad el periodo en el que la epigenética tiene más relevancia. En el de las mujeres, es durante la formación de los ovarios, cuando están dentro del vientre de su madre. Coll recomienda, sin embargo, empezar a tomar agua de mar antes de la concepción, ya que el objetivo es nutrir correctamente las células y rectificar así la expresión genética.

 

    Las células de nuestro cuerpo están flotando en un líquido extracelular y cuando necesitan algo, hacen vibrar su membrana. El Premio Nobel de Química en 2003 Rodrig Makinon demostró que en esa membrana hay unas proteínas llamadas canales iónicos, que actúan a modo de filtro. Los elementos de la tabla periódica, para poder pasar por esos canales hacia el núcleo de la célula y activar los genes, tienen que estar en forma iónica. El director de los laboratorios Quinton asegura que es en los vórtex donde realmente encontramos esos elementos en el agua de mar de forma biodisponible, es decir, con ese campo electromagnético específico para atravesar los canales iónicos. La biodisponibilidad es la parte del nutriente que el cuerpo digiere, absorbe y utiliza en sus funciones fisiológicas.

Del fisiólogo francés René Quinton a la empresa farmacéutica española Laboratoires Quinton

   Por Nieves Pellicer Sotomayor   

 

 En 1897 René Quinton empieza a investigar sobre su método marino en el Departamento de Fisiología Patológica del Collège de France.

   En 1904, publica su obra maestra, L'eau de mer, milieu organique, en la que demuestra que el agua de mar contiene la misma cantidad de elementos de la tabla periódica y en la misma proporción que la sustancia que rodea la matriz celular humana.

  A partir de ahí, Quinton comienza a abrir dispensarios marinos, donde inyecta el plasma marino a seres humanos, obteniendo excelentes resultados en la superación de enfermedades de principios del siglo XX, como la tuberculosis.

   En 1925 René Quinton muere y el plasma marino cae en el olvido durante el periodo de las dos guerras mundiales, aunque el laboratorio que llevaría su nombre siguió funcionando. En 1937 el plasma marino fue incluido en la lista de medicamentos inyectables en Francia. En 1982, el plasma marino pierde la AMM (autorisation de mise sur le marché), es decir, la autorización para su comercialización como medicamento e inyectable, en el momento en que cambiaron las normas de la farmacopea europea. 

   El laboratorio debía haber presentado un informe sobre su producto, ante las autoridades sanitarias francesas, para poder acogerse a su cualidad de "medicamento histórico", pero no lo hizo.  Al perder la autorización como medicamento inyectable, la gerencia del laboratorio decidió cesar la actividad. Entonces, el distribuidor en España, Joan Miquel Coll, padre del actual director del laboratorio, decidió comprarlo y situar las instalaciones en Alicante, España. Abriría así una nueva vía de mercado enfocada en el potencial del agua de mar bebible.

Una ampolla de 10ml de agua de mar de los Laboratoires Quinton contiene 78 elementos de la Tabla Periódica

   Laboratoires Quinton es, actualmente, un laboratorio farmacéutico que elabora un complemento alimenticio envasado en ampollas (agua de mar bebible) y productos cosméticos y de higiene (sprays nasales, oculares y cutáneos), a partir de agua de mar.

   El objetivo del laboratorio, a largo plazo, es que su producto vuelva a ser considerado medicamento e inyectable. Por eso y por una filosofía de empresa enfocada en la calidad, someten sus procedimientos a las normas de fabricación de medicamentos, afirma el director de comunicación Sebastián Tuts. "Respetamos el protocolo de René Quinton, pero mejorado y adaptado a las nuevas tecnologías", asegura. Para ser medicamento, según las normas de farmacopéa actuales, el producto tendría que tener siempre la misma fórmula química. Sin embargo, Tuts reconoce que en el agua de mar hay pequeñas variaciones porque es un producto vivo. Son variaciones en cuanto a la concentración de cada mineral. La cantidad, explica, es siempre la misma: 78 minerales. Para cumplir con las normativas de medicamentos tendrían que realizar estudios clínicos que son muy caros y que actualmente, al ser una PYME, no pueden asumir. Sin embargo, están trabajando, asegura, para poder acceder por la vía de medicamento histórico a ser un suero inyectable subcutáneo.

   Actualmente, Laboratoires Quinton vende sus productos principalmente en España y Francia, pero también está presente en otros países como Estados Unidos, Malasia, Holanda, Japón, en sudamérica y está abriendo otros mercados, como el chino.

   Hay otras empresas en el mercado del agua de mar. Por eso, Tuts afirma que la empresa a la que representa quiere ser "la opción de calidad y seguridad". Asegura que solo con el proceso que ellos aplican se conservan todas las propiedades del agua de mar intactas. "Nos distingue la zona en la que cogemos el agua (en los vortex y alejados de la costa), los diferentes análisis al producto y el uso de salas blancas", aclara.

   Juan Francisco Seller, técnico de control de calidad, explica que el hecho de recoger el agua de mar en el vortex del Golfo de Vizcaya, una zona muy rica en fitoplancton y zooplancton, que transforman los minerales de inorgánicos a orgánicos, convierte el producto en totalmente asimilable por nuestro organismo. Además, el barco, que sale del puerto de San Sebastián, se aleja de la costa unos 50km. Allí recogen el agua y hacen un primer filtrado de 0.5 micras para desechar algas. Los microorganismos pasan ese filtro, pero las bacterias y los compuestos químicos no. René Quinton también utilizaba un filtro de 0.5 micras. 

   Puede que no haya riesgo de coger el agua en la costa a nivel microbiológico, pero puede haberlo a nivel químico, advierte Seller. "A lo mejor no te perjudica hoy, pero si la estás tomando durante años, quizá acabes pagando las consecuencias. Por eso nuestra exigencia es que no haya bacterias salvajes, la mayoría de las cuales ni siquiera están clasificadas", añade.

   Por su parte, Tuts aclara que recogen el agua de mar donde saben que es muy pura, pero no tienen garantías de que el día anterior no pasara por allí un barco con vertidos. Por ello, cada vez que reciben en el laboratorio, en Cox (Alicante), una partida de unos diez contenedores de 1000 litros, envían una muestra de cada uno a un laboratorio externo para hacer análisis físico-químicos de toxinas, metales pesados, bacteria e incluso radiactividad. Una vez que se aseguran de que el agua de mar es apta para el consumo, hacen una microfiltración en frío a 0.22 micras en sala blanca. Esta esterilidad es la que exige la farmacopea europea para aquellos productos que no puedan ser esterilizados por calor, y evitar así que cambie la composición del producto.

Los Laboratoires Quinton tienen 4 líneas de producto

Sebastian Tuts, director de comunicación, muestra los contenedores en los que el agua de mar llega al laboratorio desde el Golfo de Vizcaya

Gracias al sistema de doble puerta, las salas blancas tienen un aire de clase A, equivalente a la de un quirófano, para conservar un ambiente estéril

Una vez envasado el producto y cerradas las ampollas, se realiza un análisis manual y visual, ya que la utilización de rayos láser alteraría la composición.

   Para isotonizar el producto, reducen la salinidad del agua de mar a 9x1000 diluyéndola con agua de manantial Fondetal, de Badajoz. 

  Después de esterilizar las ampollas de 10ml, se llenan con el agua de mar hipertónica o isotónica. "Utilizamos ampollas de cristal porque éste es un material que no interactúan con el agua de mar, que es corrosiva. Si utilizáramos plástico, por ejemplo, el agua de mar sabría a plástico, porque los iones interactúan y cambian la composición", asegura Tuts. René Quinton utilizaba ya en su época ampollas de cristal de 10ml, algunas de las cuales aún se conservan en este laboratorio. 

   Seller advierte que otro tipo de envase de mayor tamaño (una botella de 1 litro, por ejemplo) favorecería la alteración del producto al exponerlo al ambiente, perdiendo su esterilidad. Los Laboratorios Quinton venden este tipo de botellas al balneario respiratorio del doctor Pros, donde se enchufan las botellas directamente a los nebulizadores. Estos aparatos son utilizados por niños con problemas respiratorios.

 

  Laboratoires Quinton colabora puntualmente con proyectos solidarios en la línea de su responsabilidad social corporativa. Descartan, sin embargo, por el momento, la creación de dispensarios marinos, como hizo René Quinton.

 

   Tuts nos explica: "Somos los herederos de René Quinton y llevamos muchos años trabajando en ésto, por lo que somos expertos en terapia marina, pero nuestra prioridad es hacer crecer el laboratorio y legalizar nuestro producto como medicamento".

 El laboratorio nos abre sus puertas para una visita guiada a su sede en Cox, provincia de Alicante (España)

Francisco Javier Coll, director de Laboratoires Quinton

Por Nieves Pellicer Sotomayor  

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  El doctor Jean Jarricot publicó en 1921, en su libro Le Dispensaire Marin, varios de sus estudios sobre tratamiento marino prenatal.

   Cita a una mujer que tuvo 9 embarazos previos del mismo marido (3 abortos, 2 muertos a edad temprana, 2 sordomudos, 1 con tuberculosis y la última con otra enfermedad). Tras someter tanto al marido como a la mujer a un tratamiento marino de 7 meses, tuvieron dos hijos sanos (última visita a los 11 y 8 años, respectivamente).

 Los vórtices son grandes corrientes marinas donde hay una mayor concentración de fitoplancton y zooplancton. Estos microorganismos transforman los minerales inorgánicos en orgánicos gracias a la fotosíntesis, en un proceso denominado biocenosis, que el presidente de la Universidad Internacional del Mar, Maurice Aubert, estudió durante años. El líquido que el fitoplancton excreta en el mar está lleno de minerales biodisponibles. Es eso, concretamente, el plasma de Quinton, afirma Coll, quien asegura: "cuando decimos que en la orilla de una playa no puedes encontrar esos minerales es porque allí no hay fitoplancton".  

 

   El medio interno en el que flotan nuestras células, añade, es exactamente igual al agua de mar de forma isotónica, con las mismas cantidades de iones y las mismas propiedades físico-químicas (pH, temperatura, oxígeno, etc.). Lo mismo ocurre con el líquido amniótico que envuelve a un feto. 

 

   El organismo humano, mediante la homeostasis, intenta mantener siempre las mismas características que rodean a nuestras células (concentración de calcio, de pH, de glucosa, etc.).  Por tanto, cuando regulamos nuestro medio extracelular aportando los 78 minerales que contiene el agua de mar, estamos empleandola como agente epigenético. Somos capaces de producir cambios en nuestro cuerpo, como la prevención de enfermedades, asegura Coll.

 

 Por norma general, nos explica, la causa de una enfermedad es que un gen no está funcionando correctamente, es decir, que no se activa y, por tanto, no produce proteínas. Eso es fundamental, por ejemplo, en el sistema inmunológico. Asegura también que las enfermedades que había hace cien años son las mismas que las actuales, sólo que se han transformado. Hemos heredado tuberculosis o sífilis de nuestros ancestros, que pueden derivar en el asma o las alergias de hoy en día. Pero ahora la ciencia cada vez es más consciente de la importancia de la epigenética. Somos capaces de rectificar los procesos que durante años han transferido enfermedades de generación en generación a través de los genes.

 

   El director de los laboratorios Quinton concluye: "no pretendemos curar todo con dos ampollas de agua de mar, pero sí destacar que nuestro producto permite nutrir las células correctamente y rectificar la expresión de nuestros genes. Seríamos incapaces de afirmar que ésto se puede hacer con cualquier agua de mar, porque toda la información de la que disponemos proviene de los análisis que hacemos al agua de mar y a las investigaciones de René Quinton."

  André Mahé afirma en su libro El plasma de Quinton "actuando sobre el feto a través de la madre, se debería poder liberarle de las taras que carguen sus ascendientes".

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